diciembre 14, 2009
noviembre 30, 2009
Simple
como la hoja que mece el agua,
sobre la sutil sinuosidad del río.
Así me siento
y desaparezco
en el inmenso cosmos
de sus impenetrables ojos.
Y solo quiero morder una vez más
la suavísima textura del terciopelo color piel
tomar su mano y jugar con ella
tomar su risa y pintar con ella
mi sombrío universo
de miel y sal
Simple
cuando estoy con ella
noviembre 22, 2009
Inutil Ofrenda
Regalo un suplicio
Ofrezco un pesar
Viene dentro de una caja gris
Y con una pequeña nota gravada
Que en condición de advertencia dice:
¡Ya no sirve de nada!
Dentro hay un rompecabezas,
Antiguamente un corazón…
Siempre presente está, ese instante,
En el que de tu mano la tristeza pasaba lejos
Siempre presente está, ese momento,
En el que el anhelo persiste.
Hoy es la felicidad la que pasa lejos
Ya no disfruto echarte de menos
El respirar es pesada agonía
Y aunque el tiempo cura heridas
Tu recuerdo las abre
Todo sería más fácil
Si no te parecieras al fantasma del recuerdo
Y lo más triste de todo.
Es que tu recuerdo no se puede besar.
noviembre 08, 2009
Memorias obsoletas
que vivía los días fuera de rutina
que cambiaba de canal en el televisor
Recuerdo las mañanas azules
las tardes cobrizas
las noches rápidas
Recuerdo lo perecedero
el ser y la metafísica
recuerdo haber tenido ya esta conversación
Recuerdo y vuelvo a recordar
Tardes frías de diciembre
las que viví y ya no son
Y entonces recuerdo
que quiero que sean con ella
y que con ella los días se vivan fuera de rutina
cambiar el canal de televisor con ella
que las mañanas sean azules con ella
las tardes cobrizas con ella
las noches largas con ella
Que mi ser sea perecedero con ella
que quiero tener esta conversación con ella
y recuerdo que la quiero a ella
simple y pura
como la recuerdo
octubre 27, 2009
octubre 21, 2009
Lulucifer
Lulucifer, una especie de gnomo asexuado, con una calidad lingüística magnánima y miles de años de experiencia en el verdadero arte de hacerse pasar por su hermanilla mayor Lucifer y hacer lo que los antiguos llamaban “diabluras”.
Una de las más notorias y afamadas características de Lulucifer, era su habilidad para describir meticulosamente la unidad tonal de las cosas nimias. Las tautologías eran sus favoritas cuando de pasatiempos se trataba. Y disfrutaba mucho reuniéndose los domingos con sus amigos del club de golf para inventar silogismos al tiempo que maltratan un poco el lenguaje.
Una vez, un famoso escritor de nacionalidad ambigua, le hizo la promesa de escribir los más esquizofrénicos y voluminosos libros de amor y guerra que un mortal simple pudiera escribir a cambio de uno de sus asexuados besos. Lulucifer, ante tal proposición se arrodillo y le pidió a un banquero que estaba cerca que por favor usara sus más importantes influencias, para que el escritor se convirtiera en un inmortal, de esos que la literatura llama maestros y que los ignorantes llaman inmortales. Obviamente no lo beso, los besos asexuados están reservados para editores New Yorkinos o artistas pop de los años 50. Lo que está de moda ahora, en palabras del sabio y proverbial Lulucifer (según escuché) son las modelos flacuchas, escuálidas y altas de las pasarelas de alta costura, que no suelen excitar mucho al vulgo. Como todos sabemos, lo que excita al vulgo no excita a los asexuados, porque ellos están sobre el vulgo.
Lulucifer, no obstante, procuraba ir de vez en cuando a los tugurios de las ciudades latinoamericanas, para enterarse de lo que pasaba a la clase alta. Él creía que para saber lo que pasaba en los más altos estratos de la sociedad, era necesario rebuscar en su basura.
Esta es la leyenda de Lulucifer, profunda y anacrónica. Simple pero compleja. Tan absurda como vital. Asexualmente excitante.
Pero no puedo terminar este cortísimo y ridículo relato sin decir que le pasó a Lulucifer. No sería grato para los queridos lectores.
octubre 18, 2009
Algunos pareceres
El buen uso de la inteligencia nos implica permanecer únicamente, lo estrictamente necesario, dentro de los límites impuestos por la sociedad.
El poder cinético de un párpado se corteja con el poder de la lujuria.
Cuando nuestras lenguas se humedecen mutuamente, lubrican los ejes de nuestra existencia emocional.
Cuando creemos ser iluminados corremos el riesgo de ser dislumbrados.
Algún día vamos a ser engullidos por el microondas.
Las nubes tratan de decirnos algo; las estrellas sólo se nos muestran.
La negociación interrumpe la pureza de las ideas, pero nos concede desapego.
La pureza de las ideas nos puede guiar al aislamiento.
Todas las aulas son buques que parten hacia Francia.
El lenguaje es el medio de construcción de la realidad.
octubre 08, 2009
Y
y caí
y caí
y una piedra, suave piedra me detuvo
y me dejó postrado sobre los helechos de mi pasado
que crecieron en mi
y sus raíces absorbieron mi piel
y sus hojas verdes verdes crecieron grandes
y derramé lágrimas que las nutrieron
y nació un río
sobre mi maderoso cuerpo
ya no tan sólido
ya no tan líquido
y llegó el invierno
y los cristales del frío apuntaron al suelo desde las nervaduras de sus verdes hojas
pero nunca cayeron
y la música de mis latidos mantuvo las hojas tibias
que siguieron creciendo
y sobre mi barriga creció musgo
(en el lado norte de ella)
y en el musgo se acumuló mi líquida alma
y nunca se escapó
y no terminé de llorar esa noche
porque las noches no terminan...
y...
octubre 03, 2009
Poema 3
Es como el sueño de los valles,
Como el abismo de los montes
En el que me sumerjo despacio.
Ante la afluencia fría de los atribulados montes,
Disparo tu paz, y calculo el tiempo que puedo estar lejos de ti
Para luego volver sobre mis pasos, como una callada brisa que recorre el tiempo.
Y no hay un sólo átomo de mis deseos, que se distraiga en su búsqueda,
O que no te recuerde en silencio.
Poema 2
Entre la ilusoria risa celestial del alma
Que se condensa con los moldes de la niebla
Que de cuando en cuando la opacan.
No ven en ti la paz, y es por eso el movimiento
El movimiento de la pupila, la singular mirada
Con la que das paz cuando estás solo;
Esta reverberante marca del iris de la esencia
Que a través del alma de los animales se transforma en inocencia.
agosto 13, 2009
Suerte en el Universo...
julio 14, 2009
El perro de Goethe
Era esa sensación de bienestar que el sol brinda, la que solo se siente en esa época de histéricas aventuras y tortas. Es ahí donde quería estar siempre Goethe.
En las cartas que le escribía a su sobrino, que justamente estaba en esa fantástica época, hacía explícito ese sentimiento e incitaba a su sobrino a disfrutar de tan bellos meses.
Su sobrino no era muy perspicaz, quería que acabara ese año de adolescencia. Quería que acabara pronto su adultéz también. Yo creo que pensaba muy seriamente en lo que una vez le dijo su tío sobre los ancianos, que eran como niños.
Goethe no se alejaba mucho de la realidad, pero ¿para qué quería su sobrino volver a ser niño?
Una tarde de domingo común, salimos a caminar como es la costumbre de los vagos, Goethe, su sobrino y yo, y en medio de la fantástica conversación que se da entre animales y humanos surgió el tema. Fue mientras bajábamos las escaleras de la iglesia, cuando el sobrino de Goethe, inmensamente impertinente, como lo son todos los adolescentes, cambió nuestra conversación sobre el calentamiento global al preguntar ¿que putas tiene de tuanis ser adolescente?
Goethe, con su sabiduría acostumbrada, le pegó un mordisco, le empezó a ladrar, se le abalanzó y lo siguió mordiendo. Su sobrino, con la impertinencia típica de su edad, le respondió los mordidos y los ladridos, en un principio no entendía que pasaba, pero de pronto, sin darse cuenta, estaba moviendo el rabo. Continuaron con su entrevero entre los jardines del parque, estropeando los tulipanes recién polinizados, espantando a uno que otro niño temeroso de los ladridos cada vez más difusos ya que por momentos se convertían en gruñidos.
Entonces creo que el sobrino de Goethe entendió, que solo en la adolecencia se pueden hacer ese tipo de cosas y lo disfrutó y no lo dejó de hacer nunca. Goethe en cambió, entendió que ser perro es mejor que ser adolescente, y siguió siendo perro hasta que murió. Lamentablemente, dejó de ser mi mascota muy pronto, ya que yo también entendí que ser perro era mejor que ser adolescente o persona y cuando un amable gendarme se acercó a decirme que controlara a mis mascotas (sin saber que solo Goethe era mi mascota) le ladré y lo mordí, y resulta que, aunque la gente no suele creerme esas cosas, es ilegal morder policías, aunque sea de juego.
Biblioteca cósmica
Nunca había reparado yo, en los acentos y desacentos de la llamada prosa del disparate, viéndome inconcientemente prejuiciado, dentro de mi rígida concepción de lo que debería ser la correcta estructura del texto literario, la cual procede de un homeostático quehacer introspectivo y elucubrativo; lejos de aquel desvarío pasional, que sugieren los afectivos aficionados o simples personajes que hablan de más (inclúyome en esta categoría según mi estado de ánimo).
Acababa yo de estudiar “El desprecio del más allá” de Horacio Elías Tórner, obra que sin más ni más, contrapone, la incapacidad de parte del lector corriente, de tolerar un obra literaria cualquiera, dentro del marco interpretativo meramente subjetivo, a la capacidad del lector (que en este caso se llama, tímidamente, creativo o elemental) de crear una obra imaginaria a partir de la obra física, la cual lejos de atribuirse a una mera interpretación, significa una tan distinta acepción de los significantes empleados por el autor original, que crea una interpretación casi insondable y absurda.
Adaptada al carácter psicológico del lector, esta interpretación da lugar a una creación literaria, dentro de los límites o ilímites de lo meramente cósmico. Estas nuevas creaciones – dice Tórner- irán a formar parte de una biblioteca insubstancial a la que tendrán acceso, solamente, aquellos igualmente aficionados y devotos colaboradores, que con sus percepciones, enriquecen este singular archivo, mediante el portal que se crea a partir de la relación entre el texto y sus insondables conexiones mentales.
Algunas de las obras, debidamente clasificadas, superan a las obras físicas, aunque su valor no puede ser medido.
julio 13, 2009
Génesis
Génesis del trueno, génesis del sueño, génesis de la memoria, génesis de lo etéreo, génesis del deseo, génesis del otrora, génesis de la introspección, génesis de la extroversión, génesis de lo mortal, génesis del fuego, génesis del árbol, génesis de la arboleda, génesis de la soledad, motivación monolítica del tiempo, un reloj, lo eterno, lo no eterno, lo eterno. Todos mis recuerdos, todas la personas a las que amé, todos mis temores, todos los lugares que visité, todos los lugares en los que fui imaginado. El génesis de tu sonrisa es inocencia, génesis de los demás, génesis de la fuga, génesis del trono, génesis del Fausto y del Bruks de Kenner, génesis de lo ficticio, génesis de todo aquello que es real, génesis del trueno, génesis del sueño, génesis de la memoria, génesis de lo etéreo.