octubre 08, 2009

Y

caí al vacío
y caí
y caí
y una piedra, suave piedra me detuvo
y me dejó postrado sobre los helechos de mi pasado
que crecieron en mi
y sus raíces absorbieron mi piel
y sus hojas verdes verdes crecieron grandes
y derramé lágrimas que las nutrieron
y nació un río
sobre mi maderoso cuerpo
ya no tan sólido
ya no tan líquido
y llegó el invierno
y los cristales del frío apuntaron al suelo desde las nervaduras de sus verdes hojas
pero nunca cayeron
y la música de mis latidos mantuvo las hojas tibias
que siguieron creciendo
y sobre mi barriga creció musgo
(en el lado norte de ella)
y en el musgo se acumuló mi líquida alma
y nunca se escapó
y no terminé de llorar esa noche
porque las noches no terminan...
y...

No hay comentarios:

Publicar un comentario