Un día saltaré sobre los árboles y los veré inmóviles. Minúsculos en la lejana tierra que ingrávida flota en mi pensamiento.
Los veré desde la fría luna: a mis amigos, a mis recuerdos, a mi historia. Y seré uno en el mar sideral, que me arrastrará en su marea cósmica, por la vívida experiencia de una vida sin reproche.
Y flotaré entre anillos celestes, regenerando mi marchita alma. Y me enamoraré de vos, por los siglos que arrastramos, por los eones futuros, por las eras que nos pertenecen.
Y seré eterno en el fútil recuerdo de un universo inventado por la misma eternidad, a la que pertenecemos como materia mítica del universo, donde crecimos y fusionamos nuestras imperecederas almas.
Y seré uno con el universo, con mi universo, con vos...
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